APERTURA DE FRONTERAS EN CHILE: DECLARACIÓN VS. REALIDAD
Resulta importante tener en consideración el gap que existe entre lo que declaran nuestras autoridades y lo que ocurre en la realidad. En especial si se trata del viaje de turistas o trabajadores expatriados o personas del mundo de los negocios que desean o necesitan ingresar al país.
Javier Edwards Renard
Por todos es conocido que el gobierno de Chile, ante la mejoría de los índices asociados a la pandemia Covid 19 y a la necesidad que tiene el país y la gente de volver a un ritmo de vida más normal, anunció, primero, que las fronteras se abrían para extranjeros a partir del 1 de octubre pasado, y después, que a partir del 1 de noviembre no se exigirá cuarentena o restricción de movilidad por cinco días. Todo parecía auspicioso y razonable, necesario.
Sin embargo, en la práctica el proceso no es tan fácil para los extranjeros y, por tanto, las fronteras no están tan abiertas, con un claro tratamiento discriminatorio entre chilenos y extranjeros que ingresan al país desde el extranjero.
Lo que suele ocurrir con los chilenos cuando viajamos y volvemos al país
Cuando un chileno viaja al extranjero, pensemos en la mayoría de los países latinoamericanos, Estados Unidos, España, los que se nos pide es:
- Un PCR que tenga una antigüedad de máximo 72 horas a la fecha de ingreso al país, y
- En algunos casos, de modo adicional:
- Algún tipo de declaración jurada física o en línea.
- Mostrar el certificado de vacunación con Código de QR o los carnets físicos que se dan en cada país indicando fechas y tipo de vacuna aplicada.
- Eventualmente, algún tipo de cuarentena o restricción de movilidad (promedio normal, 5 días).
Cuando esos mismos chilenos vuelven a Chile, deben presentar un PCR Negativo tomado en el país desde donde vienen (con antigüedad no superior a 72 horas), someterse a un nuevo PCR en el aeropuerto, mostrar la declaración jurada C19 y, hasta el 1 de noviembre, realizar una cuarentena de cinco días en su casa o residencia que se indique. Además, debe hacerse un reporte de salud -vía digital- por nada menos que 14 días.
¿Qué pasa con el extranjero que quiere visitar nuestro país?
A todo lo anterior, y para efectos de poder constar con un pase de movilidad, no basta que muestren su certificado o carnet de vacunación, sino que se tienen que haber validado sus vacunas a través de la plataforma mevacuno.gob.cl, llenando los datos que ahí se piden y cargando los documentos que acreditan la vacunación. Este requisito extraordinario deja al extranjero sometido a un proceso que no sabemos en qué consiste y que -según se dice de manera más bien informal y poco seria- puede llegar a demorarse hasta 30 días (no esta claro si hábiles o corridos).
Sin esta “validación” el extranjero no obtiene su pase de movilidad y, sorpresa grande se han llevado muchos viajeros confiados en la amigable declaración gubernamental que, con pasajes comprados, han llegado a los aeropuertos de sus países de orígenes o en lugares de escala donde se les ha notificado que, mientras esa “validación” no se verifique, no pueden ingresar al país.
Cuando un extranjero abre el perfil y sube sus datos a la plataforma mevacuno.gob.cl queda en las manos de la incertidumbre. Recibe un email que dice: hemos recepcionado sus antecedentes y se validarán sus datos. De ahí en adelante, silencio y mirar lo que señala el referido portal cuyo comportamiento es inestable (imaginamos que por sobrecarga) y, día tras día, al hacerse el click correspondiente en “Estado Solicitud”, la respuesta suele ser un breve y lacónico: “Pendiente”.
Considerando la cantidad de pasos y trámites que hay que hacer para ingresar a Chile en el aeropuerto, lo lógico habría sido que -como se hace en la mayoría de los países- se pidiese la documentación del caso al momento de hacer los tramites de inmigración, con el pasajero en Chile. Pero no, en esta suerte de híper control sanitario en el que vivimos desde hace casi dos años, se ha optado por un sistema ineficiente, incierto, que genera grandes perjuicios al extranjero que quiere venir al país.
Pareciera que quien decidió adoptar y anunciar la generosa medida de abrir fronteras no informó las cosas adecuadamente y tiene un concepto de apertura que pretende ir más allá de lo sensato. Paradojalmente, si alguien desea entrar al país de manera ilegal, por un paso fronterizo no habilitado, merece (y comparto el criterio) un trato humanitario que no pide papel alguno, pero, si alguien desea hacerlo de manera oficial, el proceso no tiene consideración alguna.
Se ha olvidado además, lo siguiente: /i/ En Chile la vacuna no es obligatoria sino voluntaria, es decir, el que no quiere vacunarse no lo hace y sólo no tendrá acceso al pase de movilidad, lo que le generará algunas restricciones de desplazamiento y sociales, pero que no suspende el derecho a estar en el país. /ii/ Que nuestro ordenamiento jurídico busca dar un trato igualitario y no discriminatorio entre chilenos y extranjeros.
Dicho lo anterior, y en tanto, no se reconsidere o mejore este proceso de “validación” de vacunas que ha decidido imponer el gobierno chileno como requisito de ingreso para los extranjeros, es necesario que entendamos que, por el momento, la apertura de fronteras a turistas o personas que vengan en viajes de negocios o por motivos personales no es tal sino hasta que se logra contar con la validación (en un plazo incierto) de los papeles que deben subirse a la plataforma antes referida.